Deporte en tiempos de COVID-19: Motivación VS. Disciplina.


    Nadie puede negar que la situación que estamos viviendo actualmente no es precisamente la mejor para la práctica deportiva. Hay disciplinas que, dadas sus características, no pueden llevarse a cabo por culpa del COVID-19. Hay muchas competiciones que se han cancelado y, por consiguiente, se ha perdido uno de los principales objetivos que muchos deportistas tenían. Pero es que ni siquiera se salvan aquellos que pueden seguir compitiendo, porque las nuevas circunstancias han hecho que las competiciones cambien, y mucho. Siendo realistas, ¿a quién le resulta cómodo tener que andar pendiente constantemente de la mascarilla? 
Así que, teniendo todo esto en cuenta, ¿qué podemos hacer? ¿Retirarnos para siempre del entrenamiento y esperar sentados a que el mundo decida volver a ser como era antes? ¿O, por el contrario, nos ponemos en marcha, le echamos coraje y buscamos la forma de sacarle provecho a este tiempo incierto que estamos viviendo? 
Que conste que nosotras, desde Brenga, tenemos muy claro cuál es la respuesta correcta.
Así que, ¿qué podemos hacer? La respuesta intuitiva es: tenemos que encontrar la motivación. Vale, bien, es correcto. 
Ya os hemos hablado antes de lo que es la motivación (podéis leerlo aquí), por lo que no merece la pena que nos enrollemos con ello ahora mismo. Baste con decir, de forma rápida y concisa, que la motivación es nuestra gasolina, de forma que es necesaria para poder ponernos en marcha. Si queremos entrenar estos días extraños, tendremos que buscar la forma de motivarnos nosotros mismos: tendremos que automotivarnos. Y es que, dadas las circunstancias, no podemos esperar mucha motivación de fuera: no hay competiciones, no podemos estar cerca de otras personas… Con todo esto, lo único 100% fiable y necesario es que nosotros mismos encontremos aquello que nos motiva. 
Mejorar un aspecto técnico. Conseguir una plusmarca personal. Adquirir una nueva destreza física… Lo que sea. Es decir, que habría que marcarse un objetivo que podamos conseguir pase lo que pase, e ir a por él. Es lo que los psicólogos llamamos “objetivo de rendimiento”. No os preocupéis, retomaremos este tema fundamental dentro de unos días. ¡Estad atentos! 
No obstante, y siendo realistas: es muy difícil mantener la motivación alta en estas circunstancias. “Es que hoy no me apetece”. “Es que estoy cansada”. “Es que no puedo salir a la calle”. “No me gusta la mascarilla”. “Me duele la cabeza de tanta pantalla”. 
Entrenar en tiempos de pandemia es muy duro, no os vamos a mentir. Al menos, más que antes de que empezara todo esto. Pero hemos dicho algo de no rendirnos, ¿verdad? Aquí es donde entra la disciplina. 
Veréis, entendemos por disciplina al conjunto de instrucciones que tiene una persona. Es algo así como las reglas que nos ponemos a uno mismo, así que tendemos a seguirlas. Y esta disciplina es lo que nos ayudará a seguir entrenando incluso cuando la motivación baje. Podríamos decir que un deportista es una especie de acróbata tratando de mantenerse en la cuerda que está sostenida en un extremo por la motivación y en otro por la disciplina: debemos de encontrar la balanza entre ambas y hacer de la constancia algo agradable y placentero. Pues solo ella nos mantendrá en nuestro camino.
Hoy puede no apetecerme levantarme del sofá, pero como soy una deportista muy disciplinada, entrenaré de todas formas. Y aquí está la clave: si nos obligamos, de alguna forma, a practicar nuestro deporte, descubriremos que hay un cierto enganche. Es decir, que es como si nuestro movimiento cargara nuestra motivación.
Ya véis: si hay algo aún más importante que tener motivación, es tener disciplina. Y creednos, al final descubriréis que todo este esfuerzo merece la pena, incluso si cuesta verlo con un virus nublándonos la existencia. 

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