Establecimiento de objetivos.

 


    Aunque haya algunas cosas que demos por hechas, lo cierto es que también suele ser necesario trabajarlas a un nivel consciente. Lo normal es que todos tengamos algún que otro objetivo (es decir, que rara vez hacemos algo "porque sí"), a pesar de que muchas veces ni siquiera razonamos si el objetivo que tenemos es el más adecuado para nosotros en ese momento y esa situación. Siempre vamos avanzando en dirección a una meta pero, si sabemos qué meta es, será mucho más fácil llegar a ella, ¿no es cierto? 
    El correcto establecimiento de objetivos es uno de esos detalles que, aunque a priori pueda parecer insignificante, termina marcando la diferencia en los deportes de competición. Por esta razón es importante hacerlo al principio de cada temporada, y tenerlo presente en todo momento, para no perder de vista el punto al que queremos llegar. 
    Dicho esto, ¿cómo se hace un correcto establecimiento de objetivos? Lo primero que tenéis que hacer es delimitar los objetivos. Es decir, hay que saber si es una meta física, técnica, táctica o psicológica. De hecho, lo mejor es que haya objetivos a todos los niveles, para poder mejorar en todos los ámbitos. Mi objetivo al acabar la temporada puede ser levantar más peso, mejorar un movimiento, aprender una estrategia Y controlar los nervios. Puedo trabajar todo esto de forma conjunta porque, aunque separemos los objetivos, en realidad el resultado estará relacionado, porque todos ellos buscan lo mismo: mejorar como deportista
    Una vez que sabemos qué queremos trabajar en los distintos ámbitos que engloba nuestro deporte, llega el momento de dibujar la línea temporal que vamos a seguir. La temporada es muy larga, así que, para no perder la motivación en lo que llegamos a la meta, sería importante ponernos pequeñas metas por el camino. Hay que ir cumpliéndolas poco a poco, de una en una, hasta que logremos llegar al objetivo final.  Por ejemplo: si quieres levantar 20 kilos, no empiezas de golpe, sino que primero coges los 5. Después los 10. Luego los 15. Y así, poco a poco. Paso a paso. Normalmente los objetivos se dividen en a corto, a medio y a largo plazo. Aunque de un deporte a otro podría variar, por las características del mismo, un ejemplo podría ser: un objetivo de cara al próximo entrenamiento, otro para el primer torneo y, por último, el objetivo final en el campeonato nacional. Como todo en la Psicología, este trabajo de establecer objetivos hay que realizarlo a nivel personal y específico para nuestras circunstancias y nuestro deporte. Y, para ello, suele ser importante contar con una buena capacidad de introspección y tiempo dedicado a conocerse a uno mismo. 
    El último consejo general para establecer un buen objetivo es que que sean flexibles. ¿Verdad que las personas cambiamos a lo largo del tiempo? ¿Que no somos los mismos cuando empezamos la temporada que cuando la acabamos? Pues los objetivos tienen que adaptarse a esto: se pueden modificar según pase el tiempo. Igual el objetivo que habíamos establecido al principio es demasiado lejano, o demasiado sencillo... Y no. Tiene que adaptarse a nuestro momento, de tal forma que no sea muy fácil de conseguir pero que tampoco sea imposible. Tiene que estar en su punto de desajuste óptimo, que nos cueste trabajo pero que podamos llevarlo a cabo, y tiene que ser flexible para que podamos cambiarlo si nos hace falta. ¡Alerta permanente 🌠!
    Bien: ahora que sabes cómo se establece un objetivo, tal vez te preguntes para qué te sirve esto a ti. Pues verás, presta atención: 
  • Aumentan la motivación 🤩. Como he dicho antes, los objetivos son la meta a la que nos dirigimos, así que tenerlos claros nos proporciona energía y nos estimulará para ir a por ellos.
  • Mejoran la concentración 🤓. Como ahora sabemos dónde tenemos que focalizar nuestra atención, podemos centrarnos y evitar perder el tiempo en temas irrelevantes.
  • Fortalecen la autoconfianza 💜. Al visualizar nuestro objetivo, vemos que vamos consiguiendo superar logros a corto plazo. Esto da sensación de victoria, por lo que los objetivos a largo plazo nos parecerán pan comido. Además de la confianza en uno mismo y en nuestras capacidades, también aumentará nuestra autoeficacia.
  • Facilita la planificación 📑. Sabemos dónde vamos y qué queremos, así que es cuestión de dividir nuestro tiempo para conseguirlo. Si lo hacemos bien, veremos que nuestros niveles de estrés también van a disminuir.
    Lo creáis o no, es una tarea muy sencilla que trae consigo unos resultados mágicos. Merece mucho la pena pararse un momento a pensar, preguntarnos qué queremos... E ir a por ello. 

    Post data: una forma de lograr un buen establecimiento de objetivos es seguir la técnica SMART. ¡Aquí os dejamos cómo funciona!

S: ESPECÍFICOS. ¿Qué quieres lograr? Marca objetivos muy concretos entrando en todo lujo de detalles. Acciones concretas que indiquen cómo alcanzar nuestro objetivo. Ej: si quiero ser primero en la liga, mi objetivo será mejorar mis habilidades físicas, técnicas, tácticas y psicológicas. 

M: MEDIBLES. Cuándo y cómo. Nuestro objetivo debe de ser cuantificable para poder confirmar si se ha logrado o no. Así que pregúntate ¿Cómo podrías ver, escuchar, comprobar, notar que se cumple lo que te propones?

A: ALCANZABLES: ¿De qué recursos dispones? ¿Qué obstáculos hay para conseguirlo? Define objetivos realistas, no sueños. Esto contribuirá a no abandonar nuestros objetivos.

R: RELEVANTES. ¿Qué beneficios esperas? ¿Qué quieres en el futuro?, ¿Qué quieres llegar a lograr?, entiende el "¿Por qué?" de tu objetivo. 

T: TIEMPO ESPECÍFICO. ¿En qué plazo o tiempo esperas lograrlo? Asegúrate de trabajar con plazos a diferentes tiempos, los plazos cortos te ayudarán a romper la inmovilidad de aquellos objetivos eternos.

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