Deporte en tiempos de COVID-19: Objetivos de Rendimiento.

     ¡Al fin llega el día en que os hablamos de este tema! En serio, ya teníamos ganas, porque se trata de uno de los pilares fundamentales de la Psicología del Deporte. Es una de las primeras cosas que vuestro psicólogo hará cuando empiece a trabajar con vosotros, y de hecho es un tema tan importante que los entrenadores también suelen llevarlo a cabo. Seguid leyendo, que ya veréis que en el fondo os resulta familiar...

      El establecimiento de objetivos consiste en identificar qué queremos conseguir, cómo planeamos conseguirlo y cuándo esperamos conseguirlo. Si yo os preguntara ahora cuál es vuestro objetivo como deportistas, ¿cuál sería vuestra respuesta? Por experiencia personal, os diré que las respuestas más habituales son cosas parecidas a ir a unos Juegos Olímpicos, meter 15 goles, ser titular, llegar a los 300 puntos, ganar partidos, darnos a conocer, vivir de este deporte... ¿Se parece a la respuesta que ibais a dar vosotros? Estoy segura de que sí. 

    Veréis, estos son los llamados objetivos de resultado, precisamente porque se centran en algo que queremos conseguir. Son algo así como las medallas, y son necesarios. Es decir, está estupendamente bien tener objetivos de resultado, y además repartidos en diferentes momentos temporales (corto, medio y largo plazo). No obstante... Aquí llega el problema que se nos presenta actualmente con la pandemia. ¿Qué pasa cuando pierdo mis objetivos de resultado? ¿Qué puedo hacer si los Juegos se han aplazado, se han cancelado los partidos y ya no hay campeonatos? Lo normal, cuando alguien se hace esta pregunta, es que la motivación descienda, ya que parece que nuestras horas de entrenamiento no servirán de nada... Pero aquí está el error. 

    Apuntaos esto como norma de vida: los objetivos de resultado no son suficientes. Hay que complementarlos con los objetivos de rendimiento. Porque querer ir a unos Juegos Olímpicos es un objetivo divino (¿lo pilláis? Es un chiste mitológico malo 😂), ¿pero qué tienes que hacer para llegar hasta ahí? Por poneros un ejemplo muy concreto: pensad en un arquero. Tiene que hacer más de 300 puntos de forma constante, lo que sería un objetivo de resultado a corto plazo. Pero es que, para conseguir esta puntuación, tiene que soltar la cuerda siempre de la misma forma. Pues conseguir esto último sería su objetivo de rendimiento, porque se basa en aquello que él, como deportista, puede llevar a cabo. Con el ejemplo de los goles: meter el balón en la portería es un resultado. El objetivo de rendimiento sería golpear al balón de la forma adecuada. Es el camino que hay que seguir para alcanzar el resultado, aquello que está completamente bajo el control del deportista. 

    Porque a ver, "ganar" es un gran objetivo, pero hay muchas cosas que no podemos controlar, como podría ser la actuación del rival. Las metas de resultado están influidas por una serie de variables externas que escapan de nuestro control, pero las de rendimiento no. Son nuestras. Se basan en nuestras propias ejecuciones anteriores, por lo que son más flexibles y precisas. Son algo así como el sentimiento de orgullo después de haberlo hecho bien, independientemente del resultado en la clasificación. 

    Por si no os fiáis de nosotras, voy a decirlo con palabras de Vicente del Bosque: "el éxito es fugaz y está sobrevalorado". ¿De qué sirve estar centrado únicamente en llegar a la cima, con el agobio de saber cuánto queda, si la satisfacción será momentánea y fugaz? Y es que, cuando lleguéis a la cima... Descubriréis que hay otra más. Otro nuevo objetivo. Si no se disfruta del ascenso, se terminará perdiendo la motivación para seguir luchando. Por ende, en lugar de centrarnos sólo en las metas de resultado, enfocadas a la cima, a la competición o a la medalla, hay que buscar los objetivos de rendimiento, que están centrados en la búsqueda de la mejora. 

    Y diréis, ¿qué importancia tiene todo esto para mí en época de coronavirus? Pues que los objetivos de rendimiento siguen presentes ahora, a pesar de todo. No se cancelan ni se posponen nunca. Además, son una excelente forma de mantener la motivación, ya que nos indican qué camino seguir. Puedes aprovechar estos días inciertos para centrarte en tu técnica, en tu táctica, en tu físico... Lo que te haga falta. Y así, cuando puedas recuperar al 100% tus objetivos de resultado, verás que estás preparado para ello. Que estos tiempos inciertos te han permitido seguir creciendo. 

    Como resumen: los objetivos deben ser estimulantes y centrados en tu tarea, tu esfuerzo y tu progreso. No te centres en qué puedes conseguir, sino en qué tienes que hacer para conseguirlo. Aunque sea una época confusa para todos, perder el tiempo no es parte de nuestra rutina 😉 ¡Ahora es cuando toca ponerse las pilas y buscar la forma de mejorar todo aquello que no trabajamos durante las competiciones! Y es, sobretodo, un buen momento para reencontrarnos con nuestro deporte y sus bases, aquello que hizo que nos encantara la primera vez que lo practicamos. 

    ¿Te animas a recorrer este camino de rendimiento? 


Postdata: aquí os dejo el enlace a una colaboración de Morillas en el blog de Mario Castellanos, donde habló de cómo afrontar el tiempo sin competiciones y explicó también los objetivos de rendimiento. ¡No os lo perdáis!

    

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